miércoles, 5 de enero de 2011

Promesa de amor


Empezamos año y nos hacemos promesas de cambio. Empezamos un mes y gritamos a los cuatro vientos lo que queremos lograr ese mes. Empezamos una nueva semana y nuestra vista este en el objetivo. Empezamos un nuevo día y vemos que las primicias que queremos son alcanzables. Promesas, promesas y más promesas, al final del día todo se queda en eso: en promesas.
Sin embargo, siempre una promesa amorística será una bocanada de aire fresco a nuestra vida. Una primicia de amor prometedora de todo cambio y realidad. Ilusión duradera llena de percances. Abarrotado de  empujes por creer un nuevo año, un nuevo mes, un nuevo día, un nuevo mañana. Golpe furtivo con tintes de bravura hastiado de tanta congestión pensativa. Porque una promesa de amor, no se piensa, no se analiza. El análisis se debe de hacer con anterioridad y no cuando la promesa haga acto de presencia. Porque todo puede ser una promesa privada de inteligencia y exenta de elección. La voluntad con capacidad elegible siempre es buena en el estudio y conocimiento del objeto amorístico, ya que sin la previa lectura de la otra persona todo puede ser un sueño inalcanzable, es decir tienes que analizar al ser humano que ha prometido dicho amor,  ya que todo mundo falla alguna vez y porque puede que desgastemos dicha promesa en malos prometedores, provocando que en subsecuentes ocasiones dificultemos la tarea de dejarse llevar.
Dejar que tu corazón te guíe es ser bravo y se requiere de  muchas agallas, aunque te prometo que el camino no tiene ningún carácter de sencillo, porque más de una te has de golpear con la misma piedra, pues estas llevando una existencia al máximo, es totalmente respetable y admirable al cien por ciento por tener dicha capacidad representando una honestidad profunda consigo mismo. Pues el que se guía con el corazón no necesita agenda alguna y mucho menos se preocupa por un mañana, solo sabe vivir una cosa; el momento. Sin pasado, ni futuro que depare se queda expensas de dicha promesa, que muere con su final, pues vives el momento, por lo tanto lo dejas en el momento.
Una promesa de amor siempre llevara a crear ilusiones, esperanzas, anhelos y fantasías por doquier. Nunca carecerá de un principio y mucho menos de un fin. Sé que esto último no suena tan conveniente y para nada convincente, lamentablemente es la realidad, nada dura para siempre. Bien dice el dicho: “Creer, no cuesta nada”. El hombre no puede vivir solamente de comida y aire, es carne y hueso pero también es alma. El espíritu se llenara de una cosa: ilusiones. Que mejor que la mayor de la ilusiones para llenar nuestros corazones; una promesa de amor.
Existe gente como yo, nunca perderá la esperanza de esa promesa de amor, siempre que llegué a mi puerta, esta será abierta de par en par. He caído muchas veces, levantarme cada vez se vuelve más difícil, deshacerme de dicho pasado cuesta, pero lo enfrento, me duele y me lleno de ese dolor pero lo dejo pasar, para nada dejo que mi menta sufra, para nada. Me levanto al día siguiente de dejar fluir el sentimiento de dolo, y empiezo un nuevo mi vida.
Cada empezar esta marcado con una cicatriz unas grandes, unas pequeñas, unas de mediano tamaño y otras tan profundas como un dedo. Heridas causadas por la teoría “de prueba y error”, absoluto significado de vivencia, capaz de decirme: siente, apasiónate y vive al máximo, el que carece de lesiones es porque jamás ha apostado al amor. Apostare siempre que llegue una nueva promesa de amor, eso sólo me ayudara a comprender lo que es “vivir al máximo”.

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