RECUERDAS

Recuerdas, cuando juagabas futbol toda la tarde y que el gol que más valía era el último, con el famoso grito: “Gol Gana”, lo cual podría hacer que vivieras en la gloria o en la vergüenza durante toda la semana.

Recuerdas, el juego de las escondidillas, que si alguien llegaba a la base y decía: "un, dos, tres por mi y por todos mis amigos", y ganabas, haciendo parecer que ganar fuera fácil.

Recuerdas, que con un simple “zafo”, podrías negarte hacer algo, ahora quiero que le digas a tu jefe “zafo” y a ver cómo te va.

Recuerdas, como te gustaba ir el primer día de escuela y te volvías a desalentar porque todo era igual que el año pasado. Al menos que una niña nueva entrara o una nueva amistad encontrada hacía cobrar importancia y parecer que ese era el mejor año escolar de todos

Recuerdas, que no existía mejor lunch que el de un gansito y su respectivo refresco.

Recuerdas, el ir a la tienda solo con un peso, y querías comprarlo todo con ese raquítico peso. Lamentablemente ahora ese es el mínimo precio por un mugroso chicle.

Recuerdas, a la maestra de la primaria de la cual te enamoraste.

Recuerdas, el trabajo que te costo andar en bicicleta. Sentías que era el paso más grande que se podría dar y porque en esa época andar en bici sin rueditas, no cualquiera.

Recuerdas, aquella canción que cuando eras niño, al oírla te hacía cantarla a todo pulmón, aullando a los cuartos vientos y valiendo e importándote poco la afinación de la voz, pues el hecho es que esa canción te hacía el día, colocando una sonrisa en tu rostro de oreja a oreja.

Recuerdas, el grito de mama diciéndote que es hora de dormir. Tú desafiabas esa orden y te quedabas despierto hasta altas horas de la noche. Eso te hacía sentir como el niño más rebelde que jamás existiera en la tierra.

Recuerdas, tu primer amor, ese amor infantil que hacía que te gustara ir a la escuela.

Recuerdas, tu primer beso, tan autentico, único y por demás hermoso. Haciéndote sentir el hombre más envidiado del mundo, mientras te regocijabas del éxito logrado.

Y ahora esos recuerdos jamás se tendrán que quedar en el baúl, pues son muestra ferviente de que estas vivo, porque es necesario detenerse y retroceder en el tiempo para ver que se ha perdido, pero sobre todo que se ha ganado, puesto que un hombre sin memoria, es nadie.

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