domingo, 17 de octubre de 2010

Somos lo mismo, más no iguales

La lucha de la mujer por tener un pedacito de igualdad data desde tiempos históricos. Aunque antes del siglo XX se tienen hechos registrados aislados y muy esporádicos, durante el pasado siglo se dieron los grandes avances en el tema, pero se tiene que seguir trabajando. En América Latina es uno de los lugares más rezagados en materia de equidad de géneros, pues todavía se cree que el hombre debe ser el proveedor económico y la mujer la que cuida y educa a los niños.

Habría que mencionar y recalcar como nota y paréntesis y breviario y demás que la violencia que existe en la televisión, en el medio en el que se desarrolla el niño y en otras partes se puede neutralizar si unos de los padres le explica al niño que pasa, por eso siempre una de las dos partes debe tener esa responsabilidad (de cuidar y educar) porque si no serían niños de guardería o de abuelita.

Los tiempos económicos de hoy en día, hacen que los dos padres trabajen como burros y dediquen poco tiempo a los hijos, provocando una dispersión de los hijos sobre las figuras paternales. Interesante si vemos la equidad de géneros, en este caso se podría decir que ninguno de los dos padres ejercen una figura diferente al otro, así que casi siempre se quedan con los abuelos o en una guardería, lo que puede provocar que esos padres sustitutos tengan más valor para los hijos que los biológicos.

Hablar de la igualdad de géneros en la sociedad e intentarlo que se dé al cien, es una utopía. En primer lugar, hombres y mujeres no somos iguales. Tenemos unas diferencias fisiológicas bárbaras, las cuales provocan una diferencia notable de cómo percibimos el mundo. En la conferencia “Mujeres difíciles, hombres complicados” del Dr. César Lozano aclara de una manera amena las grandes diferencias físicas. Por ejemplo dice que la mujer tiene un mayor número de conos en las corneas, lo cual le permite ver con una claridad mejor que la del hombre.

Una diferencia clara, que nunca está de más decirla, es de la percepción del mundo y entre hombres y mujeres son grandes las disparidades. Esto se debe a que el hombre es más calculador y frío, y la mujer es más romántica y sentimental. Me refiero a romántica como la persona que le gusta resaltar el amor de las cosas para todo. Salvo casos atípicos, estas diferencias marcan una notable tendencia de la percepción del mundo entre uno y otro y su comportamiento cotidiano se ve afectado por ésta percepción.

Independientemente de esto, lo interesante de la lucha de las mujeres por obtener los mismos bienes, servicios y sobre todo oportunidades que los hombres, ha sido algo que no solamente se ha quedado en buenas intenciones, pero se tiene que seguir trabajando. En particular, lo más interesante del tema, es que la mujer y el hombre siempre están tan necesitados del uno como el otro. Porque para dar vida se necesitan de una mujer y hombre -bueno aunque ahora con la nueva tecnología parece que no más de una mujer, digo parece-.

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2 comentarios:

Ariadna dijo...

Tu muy bien, girl power!!!

Digo, hay que ser feminista, hay que luchar por nuestra equidad, por romper tabues y exigir ese mismo respeto que los hombres tienen; pero en el camino muchas confunden la cortesía con igualdad; me ha tocado ver mujeres que se enojan por que un hombre les abra una puerta o les presté un sweater al hacer frío, detalles de galantería que confunden alunas mujeres con "vernos como el sexo débil" y al rechazar estas cortesías, se pierden los caballeros...

Ale Rakel dijo...

Rubens,
Yo creo que la mujer debería estar de nuevo en su casa, preparando las cosas banales de la familia, porque es en ese núcleo donde la educación y los valores se forjan; se que hasta podría sonar a utopía y de hecho yo no lo haría pero es donde la igualdad debería hacerse presente, en la base familiar, en la desigualdad que agradezco que exista.

Muy buena entrada