martes, 31 de agosto de 2010

Ser mexicano o morir

“Viva México. Viva nuestra independencia. Vivan los héroes que le dieron libertad a la nación”. Clásico, “no”, a lo mejor lo han escuchado. Grito rimbombante y echador de festejos insólitos y por demás dolosos para un país. Nación donde su pueblo, olvida lo que es un patriota y prefiere reunir fuerzas para la fiesta, mientras esté se hunde en su pobreza.



La enfermedad amnesia mexicana nos recuerda que somos mexicanos cada quince y dieciséis de septiembre. Mientras reflexiono esto digo: qué lástima, que lástima. El gran cuerno de la abundancia ha sido quebrantado y hurgado por su propio pueblo. Pueblo encerrado en una mística e idiosincrasia fuera de la maldad pero llena de egocentrismo y terquedad. Ausente de visión, el mexicano olvida lo que es su nación.



Patria entregada por nuestros antepasados. Hecha a la medida de cualquier hombre dispuesto a derramar sus gotas de sudor por un momento de gloria. Un país, como cualquier otro, que no te regala nada y que siempre la conquista de esté, está ahí a la vista de su gente. Es momento de ver a la victoria como nuestra fiel amiga y amante, porque ser mexicano no es cualquier cosa, es vivir en la mejor tierra de todas, puesto que hasta el mismo Gabriel García Marqués desea ser y morir como mexicano. Pero esta tierra es solo para unos cuantos valientes, pues está llena de héroes, dispuestos a partirse el alma, por unos cuantos centavos.



El mexicano, con su fe inquebrantable se declara a los cuatro vientos: soy guadalupano y como diría el buen Ríus, “nadie puede jactarse de ser mexicano, si no es guadalupano”. Muestra viviente de una sed de creencia y reto agonizante por creer en algo más llamado México.



México, grande entre los grandes. Nación hecha y derecha, llena de toda diversidad, sanidad y fertilidad. Testimonio fiel de que la vida es rendirle tributo al lugar de dónde vienes. Pero este país no es para todos, solamente es digno de llamarse mexicano aquel que ama a su patria. Amar cada centímetro y milímetro de esta tierra tan resplandeciente, repleta de gente hermosa, trabajadora y dedicada que se rehúsa a ser la minoría. Pues solamente puede llamarse mexicano, aquella persona capaz de luchar día con día en la adversidad de la injusticia, en contra de un gobierno de ricos y un pueblo de pobres.



Finalmente, como diría el gran José Alfredo e himno no oficial de nuestro país: “México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí”. Porque prefiero la muerte antes que verte sucumbir.