domingo, 27 de febrero de 2011

UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD... (3ra parte)

Ya se acercaba el parto. Las horas más trascendentales de mi vida se aproximaban. La naturaleza me bendijo con el poder traer un hijo al mundo. A por cierto, me dijo el doctor que va ser niño. Algunos nombres han rondado por mi cabeza, como Damián, Jesús y uno que otro, pero nada serio. Estaba en la casa sin hacer nada, sólo estaba pensando cómo le iba a poner el chamaco, heché una miarada al cuarto y vi que me faltaban algunas cosas, así que fui a una tienda departamental, estaba comprando cosas para mi hijo. De pronto, me tope con una mujer de pelo de invierno muy chistosa, parecía más una gitana. Se me acerco y me dijo: ese pequeño que traes en tus entrañas, será la más grande bendición que jamás habrás recibido.

Esas palabras, para ser sinceros, me tomaron por sorpresa, digo quien espera que una desconocida diga semejante frase, y peor aún creo que tenga la boca llena de razón. Ella con una simple formulación de palabras, me brindo cierta calma y reflexión.  En ese instante pasaba por mi cabeza el cómo no he disfrutado mi embarazo, me le ha pasado abrumada y preocupada, algo común en mi persona. Entonces decidí algo muy sencillo que estas tres semanas que faltaban las voy a disfrutar al máximo. Voy a comer lo que más me gusta, le voy contar historietas a mi bebé, es decir la voy pasar de pelos. Me fui de la tienda departamental, y para variar, salí sin lo que realmente buscaba, había pensado en algunos biberones, un mameluco y otras cositas. En cambio salí como con tres litros de helado de diferentes sabores, botanas al por mayor y una que otra caja de galletas.

Llegue a casa vi a mi mamá que estaba, pues algo echada, que digo echada, desparramada, perdón por ese toque de sarcasmo. Mejor dicho y para hablar con un poco más de seriedad, mi madre se encontraba descansando, me acerque y pues le hice segunda. Ella notó mi presencia y me dijo: ¿qué pasa? Helena. Le contesté: Mamá, hoy decidí entregarme a este embarazo y divertirme, así que compre puras chunches para ponerme más gorda, ya después me preocuparé por verme bien. Ella se admiro de dicha respuesta, me dio un beso, y reviro: Es lo primero que dices con cierta lógica y congruencia, te felicito, ya eres todo una mujer madura. En eso caí dormida.

Cuando mi papá llego, vio que las dos estábamos dormidotas. Arribo demasiado temprano como por eso de las cinco. Fiel a su costumbre azotó la puerta al entrar, me desperté un poco pero fingí estar dormida. Así que se fue para la cocina, para saquearla, pues supongo que traía demasiada hambre, y fue cierto porque me levante y me acerqué a la cocina para hacerle compañía. Él se había servido tanta comida que le dije: vas a explotar con tanta comida. Él dijo: es mí estomago no. Hizo una breve pausa, me observó y prosiguió: aparte veme a los ojos, te has estado drogando o algo, te ves muy diferente. Mi papá era bien conocido por su alto nivel de sarcasmo: No, papá como crees. Mi padre dijo: bueno es que tu mirada es diferente, está más llena de vida. A lo que le contesté: no papá, no me hecho nada, ni siquiera me hecho algo en el pelo. Después me fui y me quedé pensando cómo una decisión tan sencilla, pero llena de toda elocuencia me había cambiado la vida, pues decidí nunca más ser una persona negativa, pero sí positiva. Ese día decidí disfrutar mis últimas semanas de estar como pelota.

Se acercó la última semana…

Agrégame en:
Facebook /VarelaRuben
Twitter @free_hearts @varelaruben
NO DEJES DE PROPONER TEMAS...
O agregame en el msn valemadre_7000@hotmail.com
Juntos podemos encontrar una solución