Modas tontas

La decepción de una generación joven e incapaz de entender su contexto debido a una sociedad cada vez más sofisticada, compleja y despersonalizada, y una economía por demás globalizada y trasgredida por la competitividad que es más parecido a una salvaje selva que una consecuencia de la actividad productiva humana.


Factores mediáticos resultantes de la acción del hombre actual provocando contra culturas, filosofías y/o corrientes trasgresoras de la humanidad y del objetivo del animal pensante; vivir racionalmente.

La juventud mundial con todos y sus problemas tiene grandes cosas. Capacidad de análisis, de transmitir y de enamorarse. Pero es esclava de generaciones fallidas, que han dictado la manera de convivir y mediar la vida.

Las dificultades actuales se han vuelto tormento de esta generación y sombra de la cotidianidad, teniendo como perfil generacional personas con problemas de identidad, causando modas efímeras que atentan contra la sobrevivencia y supervivencia de la humanidad.

Lo alarmante de todo esta realidad es que algunos jóvenes creen estar a la moda si están deprimidos, tristes o sufriendo. Los hombres nacemos para vivir, la forma en la que lo hacemos se llama libre albedrio. Entonces si la vida en ciertos momentos es complicada, dura y con matices de dolor para que complicarse más, mejor entendamos una cosa, y como decía mi psicólogo, vete en un espejo y entiende que “esa” es la persona más importante del mundo y la única que puede ser feliz. Todo humano necesita de ser feliz y está al alcance de cualquiera. Antes de seguir algo o alguien mejor pregúntate, esto me ayuda a ser feliz...

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Un batazo con clase

¿Qué pasa cuando no te gusta una relación pero sigues en ella? ¿Qué sucede si mantienes algo que desde un principio sabías que no tenía sentido? Como diría una amiga, cuando tu medio naranja se convierte en algo tan agrio como un limón, a poco no sientes que no deberías estar en el lugar donde estás, pero aun así te quedas,  a poco no te preguntas ¿por qué me quedo aguantando?

Las relaciones de parejas deberían ser de lo más maravilloso del mundo, pero curiosamente, en algún momento, se vuelven nuestro peor tormento y digo “nuestro”, porque nadie está curado de este espanto. A veces cosas tan fabulosas como un simple noviazgo tiene tendencias destructivas, aunque deberían ser todo lo contrario, lastimosamente estas interacciones personales que terminan por hacernos tanto daño, en ocasiones es difícil darnos cuenta de la magnitud de dichas consecuencias y cuando volteamos ya es demasiado tarde.

El empezar, o mejor dicho, el intentar un noviazgo es sumamente, por no llamarlo de otra manera, exhaustivo y una tarea de tamaño épicos. Al principio es todo lindo y bonito, incluso durante la etapa del cortejo las partes se convierten en una mar de miel sobre hojuelas por demás hermoso, cada parte saca lo mejor de sí, como si el hecho de hacer solamente eso nos convirtiera en mejores personas, y de hecho lo hace. Después con el pasar del tiempo las cosas cambian y existen dos vertientes: se convierte en un noviazgo de esos donde las dos personas escriben sus nombres con letras de oros en el cielo o se vuelve en una pesadilla. Lo segundo es más fácil que pase, no a sé a qué se debe, quiero pensar que es por naturaleza, ya que los que nos convierte en mejores personas es la conciencia, es decir el pensar.

Independientemente de toda esta palabrería, la mejor manera de que tu novio, “free” o amigo-novio se convierta en tu “ex”, es bateándolo. Como dice un comentarista, que por cierto es de mis favoritos, eso fue una “salvajada de batazo”. Para lograr eso, se necesita valor y faldas u producto de gallina (dependiendo del género). El librarse de alguien que nos está haciendo daño, no es fácil, porque le hemos permitido a esa persona todo este tiempo que nos haga eso, pero se puede. Cuando lo hagas, hazlo con clase, no te rebajes. Primero que nada no grites, cualquier persona que grita se ve mal. Segundo no te enojes, mejor que el enojo sea contigo mismo para que te dé el coraje de dejarlo. Tercero haz dos o tres enunciados donde resumas todo, por ejemplo: “mira Juanito hasta aquí llegamos, porque lo nuestro me está haciendo daño” o “tengo que hablar contigo, te quiero decir que lo nuestro se acabo, he tomado la decisión de ponerle un hasta aquí, porque en vez de disfrutar esto, me causa repudio y una tristeza tremenda”, y así cosas por el estilo, en donde no se pronuncien groserías o cualquier agravío al tercero. Y por último, después de que les dices todo eso que le tienes que hablar, agarra tus petaquitas y todo lo que lleves y vete… Eso sería un batazo con clase, pues haces lo básico, sencillo y sin ataduras…

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