domingo, 28 de noviembre de 2010

Mi sangre

A lo largo de estos dos últimos meses, he hecho una amistad más profunda con un amigo y entable otra con su hermano, se ha integrado dicha amistad que me ha puesto en un grado de reflexión acerca de las relaciones amistosas, la cual me ha puesto sentimental.

La reflexión me llevo a recordar una vieja frase que dice: “Un verdadero amigo es un alma en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas." Aristóteles. Esta gran frasecita solo te lleva a una cosa a un análisis profundo de tus amistades y te preguntas: serán verdaderas o no.

Independientemente de lo sincero que puede ser una amistad, les puedo decir que la relación amistosa que he vivido en estos dos meses es de lo más intenso y con una autenticidad de tamaños épicos, y haría vibrar a cualquiera.

Con una facilidad barbará me he encariñado con mi dos amigos, que casualmente son hermanos y que me han abierto no sólo su alma, sino también su casa. Me han recibido como si fuera uno más, y uno jamás se quiere ir de donde es bien recibido y han sido tantas las muestras de aprecio, sinceridad y acojo que veo difícil de encontrar la manera perfecta y el modo adecuado para agradecer tantos detalles.

Me he entrelazado con mis amigos, a tal punto que en este momento los veo como “mi sangre”. Digo aquella persona que ve por ti, te invita a comer, te tiende su mano, te cuenta sus problemas se merece todo y aparte ese tipo de cosas son las que acostumbras hacer con tu familia, pues tu familia es tu sangre, porque no considerar a una amistad más allá, pues al fin de cuentas pasan personas en tu vida y siempre las amistades verdaderas se quedan, como tu familia.

No existe forma, ni manera alguna de demostrar todo lo agradecido que estoy con mis amigos, solamente puedo decir que ellos han hecho todo a la perfección. Son consejeros cuando tengo un problema de amoríos, les cuento me dicen: “ya bájale, ni que fuera la única mujer”, te da una palmada y te invita a hacer otras actividades, pero no te deja, como tu familia.

La familia son esas personas con las que convives, a veces, a diario, pero que siempre están ahí para ti, siempre te estarán cuidando cuando te enfermas, siempre estarán dispuestos a ver por tu bien y mis amigos de los que les hablo también lo hacen.

Entonces, lo único que me queda decir es gracias amigo, pues sin ti mi vida sería nada, pues tú ya eres testigo de la mía.



Esta es una muestra de afecto para mis amigos: Armin y Briggel Rodríguez Aguilar y a su familia que me han hecho sentir apreciado, amigos ellos hacen que vivir valga la pena.

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