domingo, 13 de marzo de 2011

CONFIAR

Una palabra llena de acción. Verbo hecho realidad por unos cuantos atrevidos que apuestan por perder toda sospecha sobre otra persona. El diccionario la define: esperar con seguridad y credulidad que algo suceda o que alguien se comporte como se desea. La segunda definición nos dice: sincerarse con alguien, contar confidencias.

Las dos explicaciones describen una cosa; el agotamiento del escepticismo. Credulidad generada por una serie de pilares insignia permitiendo una creencia de todo carácter en otra persona. Muchos dicen que las personas no son de fiar, y como lo van a ser, si la mayoría no son capaces de estimar su propio producto.

Lastimosamente, un gran número de humanos no son de fiar. Su causa, aparte de no creer en sí mismos, es sencillamente haber sido traicionados con anterioridad. Todo mundo puede ser presa de cualquier tipo de vendetta y decir que algún humano ha sido bien librado de esto, sería ostentar de mentiroso. Ningún fulano puede jactarse de no haber confiado y haber salido engañado.

Como diría el magnífico e intrigante actor Hugh Laurie en su papel en de Dr. House de la misma sería que lleva el mismo nombre: “todo mundo miente”. Desafortunadamente dicha frase es cierta, estadísticamente una considerable parte de la humanidad siempre miente y todos alguna vez lo hemos hecho, ya sea consciente o inconsciente.

Independientemente de esté panorama para nada virtuoso y mucho menos pintoresco, incluso temible, a cada ser humano nos corresponde confiar. Debemos hacerlo de la misma manera en que el árbol confía en el aire, el aire confía en el día y el día que confía en un nuevo amanecer.

La tarea de cada persona es confiar. Sin importar el que y mucho menos el como, se debe confiar. No de manera ciega, siempre debe existir una forma de incredulidad, pues nadie puede ser tan inocente, porque se la pasaría sufriendo en un mundo, que para nada aplaude la inocencia y sobre toda en una sociedad apaciguante de cualquier muestra de pureza.

Nuevamente vuelvo a repetir, confía. La naturaleza humana nos dicta una sola cosa: confiar, aunque lamentablemente la sociedad nos mueve a otra, ese medio irreverente nos enseña con sus peores crueldades que el hombre no es digno de dicha confianza. Pero créanme si confías, siempre ganarás.

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