sábado, 24 de septiembre de 2011

Nos morimos con muy poco


A lo largo de mi vida una cosa me ha quedado muy clara, que el ser humano promedio se desanima con muy poco. Por ejemplo si no logramos una promoción de puesto y la deseábamos mucho dicha acción, maldecimos a todos y hacemos las cosas de malas en la “chamba” durante algún tiempo, como si fuéramos unos niños pequeños los cuales no obtuvimos nuestro caramelo, e incluso decimos ¿Cuándo te preguntan como estas? Contestas: mal y con muchos problemas. Y en realidad, no nos ha sucedido nada malo.

Al ver eso de cómo adolecemos de cosas tan insignificantes, me pongo a pensar en que si realmente sufrimos, digo lo anterior solo fue un vago ejemplo de lo que hacemos si no logramos cierta cosa; maldecimos al mundo, nada nos parece y navegamos en la vida con una lápida diciendo que tenemos “muchos problemas”. Sin embargo, no es nada. Problema el de mi abuelita (literal), pegada a una cama y un tanque de oxigeno el primero casi las 24 horas y el segundo todo el día. Es decir, su vida se reduce a la cama, el baño, de vez en cuando ir a comer al comedor, caminar por el pasillo y la rutina de medicamentos y demás tratamientos médicos, en su caso no la maldice, aunque es muy rigorista, lo intenta entender y aprende con su problema de movilidad y sus achaques a montones por su edad, pero que jamás han mermado sus ganas de aferrarse a un pedacito de vida, y son tantas que hasta sorprende.

Ese es solo un caso, pero hay otro muy cercano, mi mejor amigo –no digo el nombre por respeto a él- que lastimosamente su vida ha sido secuestrada por una enfermedad rarísima. Tan increíblemente anormal que incluso muchos doctores no conocen la existencia de la misma y los que conocen no saben que tratamiento seguir, salvo unos escasos estudiosos de la medicina. Mi amigo ha entrado y salido del hospital por alrededor de 4 meses, durante esa estadía tuvo varios tragos amargos y uno de tantos fue el “guiño” con la muerte. Pero él se porto a la altura y Dios no lo dejo otro tiempo más, para que lo siga molestando por lo menos un rato más, digo por que cuando Dios quiere que pase algo ni aunque te quites, pero si no quiere que pase algo hasta te escupe.

Viendo estos dos casos cercanos y dicho sea de paso, los dos están imposibilitados de ejercer una libertad en plena uso de sus habilidades físicas, sin importar esto ejercen una soltura mental como pocos, como quien dice son presa de su cuerpo, mas no se dé su cabeza.  
Analizando lo dicho en los últimos 3 renglones es increíble cómo nos quejamos con tan poco y por cosas vanas. Muchas situaciones tiene mucho que ver si no obtenemos o si obtenemos ese algo, y algunos sufrimos si es negativa dicha consecución.  Entonces de acuerdo al título de dicha reflexión, ahí es cuando me refiero al mismo: “nos morimos con muy poco”, existe un mundo allá fuera que realmente está sufriendo y nosotros estamos más preocupados en si logramos algo o no. La hambruna, la desnutrición mundial, SIDA, cáncer y eso solo por mencionar algunos problemas.

Reflexionar sobre nuestro estado físico y mental nos hará llegar a la conclusión de que estamos bien, que realmente la mayoría de nuestro problemas no son lo que decimos “problemas”, simplemente complicaciones de la vida, las cuales las podemos superar sin mucho esfuerzo.

Entonces a la otra que digas tengo muchos problemas, más vale pensarlo dos veces y analizar y preguntarte ¿en realidad son problemas?